sábado, 9 de agosto de 2014

De Panes y Peces


Este fin de semana ha transcurrido entre comunidades. Con el bote y acompañados del P. Pedro hemos recorrido parte del madre de Dios para celebrar en las comunidades de Palotoa e Itaguanía.

La llegada de los Padres a una comunidad siempre es motivo de reunión y de encuentro. Al toque de la campana va llegando poco a poco la gente de la casa, de la chacra y el campo,… de su quehacer diario.
Y por un rato, se hace un paréntesis en sus vidas, y en la de todos los que estamos allí, para compartir y CELEBRAR.

Llegamos a Palotoa en bote, pronto por la mañana. Es una pequeña comunidad Matsigenga. Se une junto a los niños y mayores en la Eucaristía, un pequeño mono juguetón que atrapa la atención de todos mientras ensayando los cantos y charlando unos con otros, esperamos el comienzo de la celebración.

Y en esta primera misa Dominical de sábado en Palotoa, Pedro nos desgrana en el lenguaje sencillo de estas gentes el mensaje ‘escondido’ tras los panes y los peces: el Evangelio  nos habla no de milagros, sino de GENEROSIDAD, de dar hasta donde uno puede sin racanear; y confiar que Dios hará el resto.

Con esta reflexión en mi cabeza - ¡dar hasta donde podamos!... y ‘no hasta donde queramos o nos interese’ dejamos la comunidad tras el almuerzo para subir al bote de nuevo de regreso a Shintuya, a la Misión, con la idea de salir una vez más, ahora anocheciendo, a celebrar con Hilario a Santa Cruz. Enfilamos en esta ocasión en carro el camino a la comunidad y apenas a 1 Km de casa, nuestro camino se ve interrumpido por el traspiés de un camión que quedó atrapado en el fango…. Vía de acceso cortada… los panes y peces tendrán que esperar a mañana pero no así mi reflexión continuada sobre la medida de mi generosidad….

El Domingo, casi sin darnos cuenta, y acompañados de un buen sol, llegamos a Itaguanía: en tiempos zona de referencia del comercio de madera, y hoy casi pueblo fantasma. Es una comunidad de colonos. Sus casas principalmente de bloque, abandonado aquí ya el uso de la caña y la madera que encontramos en las viviendas de Palotoa y Shintuya, delatan esta comunidad como más ‘moderna’ pese a estar ahora en decadencia….

Distintas gentes, cultura y realidad que en Palotoa, pero un mismo mensaje en torno al pan y los peces: de nuevo la GENEROSIDAD y la invitación a no guardarme nada para mí:¡DADLES VOSOTROS DE COMER!

Al finalizar, tras despedirnos de la gente de Itaguanía salimos al bote .Y mientras avanzamos, te doy GRACIAS, PADRE, por este gran milagro de los panes y los peces. GRACIAS por la oportunidad de compartir esta reflexión en torno al compromiso con la gente sencilla de estas comunidades del Madre de Dios.

Anocheciendo, celebramos en Shintuya, con los chicos del internado y la comunidad y por tercera vez en el fin de semana, resuena en mí esa llamada a DARLO TODO y CONFIAR el resto a TI.

Unidos en Misión!
Carmen – Shintuya 8 de agosto de 2014

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