Reconozco que cuando contaba a la gente cercana la
experiencia misionera a la selva que iba a tener este verano gracias a la Orden
de predicadores y a Selvas Amazónicas, despertaba una cierta curiosidad en
ellos que les hacía siempre preguntarme el ¿para qué? de mi experiencia.
Yo para ahorrarme sermones, les explicaba de forma
reducionista que me iba a “abrir mente” y a conocer más en profundidad esa
realidad sobre la cual tengo la suerte
de hacer la comunicación y el marketing en España.
La primera etapa del viaje fue Madrid-Miami. Al ver que
tenía 10 horas de estancia para tomar mi siguiente vuelo a Lima, decidí salir a
conocer Miami.
Gracias a la ayuda generosa de un empleado de allí, que me
explicó todo a la perfección, me dirigía a South Beach en el autobús de línea
para pasar el rato y ver que se “cocía” por allí.
Aunque ya iba con “mentalidad misión”, he de reconocer que comencé
a sentir una cierta seducción por el ambiente que me encontraba… gente en las
barras de las piscinas de los hoteles con salida directa a la playa, música en
directo, tiendas de todas las firmas, gente paseando, bikinis, terracitas,
ambiente playero, anuncios espectaculares… en definitiva un mundo exterior y
seductor que llamaba la atención a una parte que también soy.
Efectivamente estaba abriendo mente en esa mini estancia por
Miami, con un ambiente nuevo que estaba experimentando en ese paseo.
14 horas después de ese flash “american way of life” me encontraba en Lima con mis compis Patricia
y Carmen en una humilde casa dónde descansaríamos antes de nuestra marcha a
Cuzco.
Los bikinis desaparecieron, la gente guapa playera también,
los anuncios espectaculares y los grandes escaparates se esfumaron…, y la
sencillez y austeridad comenzaban a reinar todo lo que veía.
Después de un día genial de encuentro, risas y paseos por Lima, recordé una frase del Quijote: “La libertad Sancho, es el don más preciado
que se regaló a la humanidad”. Libertad no para hacer, sino para elegir
hacia dónde quieres abrir tu mente y ensanchar tu alma con el tiempo que se te
ha regalado.
Al día siguiente salimos para Cuzco para tomar luego una
combi hacia Shintuya. Cuanto más nos alejábamos más austeridad y gente sencilla
nos encontrábamos…predisponiendo a mi mente y alma abrirse a nuevos horizontes.
“La
libertad Sancho, es el don más preciado que se regaló a la humanidad”.
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