7 am. Como todos los días suena la campana en misión
Shintuya y todos acudimos a desayunar.
Este desayuno como no podía ser menos, también fue variado.
Fray Pedro nos sorprendió con una de esas conversaciones que a uno le
dejan inquieto durante todo el día. No
existe repelente que pueda evitar llevarte la pregunta a la jornada que
comienza en la Selva.
Sin saber cómo empezamos a hablar sobre la formación de
antes y la de ahora. Pedro, hombre sabio por años y conocimientos, nos empezó a
contar anécdotas de su formación en el estudiantado de España y como la
exigencia en esa época era elevadísima buscando asentar en cada uno de sus
compañeros unos cimientos filosóficos sólidos que permitieran buscar la verdad
como buenos dominicos.
Después de varias sorbos y tostadas de anécdotas de los 70,
Pedro desde su tierna dureza castellana recordó la conversación que tuvo con un
maestro inmediatamente antes de irse a Perú hace ya más de 35 años:
-¿Qué te llevas pá el Perú? Le preguntó el maestro.
- “y yo le comencé a contar un porrón de cosas, conceptos,
teorías… que había aprendido. Fue cuando él me interrumpió y me dijo:
- Ufff!! Demasiadas cosas te llevas para la vida
misionera!!!. Debes elegir y Quedarte con 3 pilares fundamentales que te sirvan
de ancla a las que te puedas agarrar y sobre las que construyas tu vida. Todo
lo demás es demasiado pesado. Ellas te ayudarán a sobrellevar cualquier crisis
y a ser timón en tu misión.
Al momento me descubrí dándole la razón. Cuantos más años
tienes, más te vas dando cuenta que sin querer,-o queriendo-, te vas quedando
con 3 o 4 fundamentos que rigen tu vida.
He de confesar que me quedé con ganas de saber cuáles eran
sus 3 pilares, y no se lo pregunté por prudencia. Quizás otro día se lo
pregunte.
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