miércoles, 6 de agosto de 2014

Se llama Florentino


Y toca algo de lo más profundo que hay en mí y que siempre me acompañó. Algo que aunque con los años se había endurecido, nunca desapareció y que es para mí, conexión directa con el Padre.
Algo que es fin, medio, y también motor en mi vocación de Dominico y en mi disposición a poner al servicio de Selvas Amazónicas mis conocimientos, experiencia, tiempo y energías en la comunicación y el Marketing del secretariado.
Una experiencia de misión es un lugar privilegiado para conectar con tu Deseo Profundo. Aquel Deseo en el que Dios te habla de forma directa y te dice que tiene un plan para ti. En Shintuya, lo veo claramente en los chicos y en toda la misión. (Advertencia para el lector: en estos momentos no estoy levitando, ni mucho menos estoy idealizando a sus gentes y a este lugar. Ya he vivido varias experiencias de este tipo en mi vida, y sé con certeza que esto que acabo de escribir no es fruto de una percepción idealizada de la realidad. Es cierto.)
Ponerse a tiro, y tener la suerte de poderlo vivir en comunidad, hace que a lo largo de los días empieces a intuir y vislumbrar ese Deseo Profundo.
Florentino fue el primer chico que se acercó a mí el primer día en Shintuya. Tiene una cara de “empanao” que no puede con ella, parece que está todo el día sedado y es bastante tímido, más allá de que su español no sea muy abundante.
Prácticamente nuestra primera conversación se limitó a un cómo te llamas, cuantos años tienes, y que quieres ser de mayor… (profesión que luego cambió 2 horas después). Cuando nos cruzamos por el jardín en el internado, siempre nos saludamos, con el tan educado “buenos días, buenas tardes, y buenas noches” que constantemente dicen aquí a cada momento. Pero el siempre lanza esa “sonrisa empanada”.
Florentino es el último chico en entrar en el internado hace ya tres meses y es el hazmereir del grupo. ( Ojo! Cabe resaltar que son un grupo excelente de 28 compañeros –adolescentes- y amigos que se cuidan y respetan muchísimo, mérito de los misioneros y profesores que están con ellos las 24 horas del día)
No suele comunicarse mucho con los demás, aspecto que le hace ser siempre el último en elegir sitio, juego, o posición en el campo de futbol. Si alguien se cae de la silla, es él; si alguien falla en una prueba de los juegos que hacemos, es él; siempre acompañado por las risas de todo el grupo.
Para colmo, cae sobre él, la etiqueta de “vago”. Es verdad que normalmente cuando los chicos acuden al internado no tienen hábitos, horarios y tareas como las que se exigen aquí en la misión-y que les permite desarrollarse-; y es verdad que muchas veces está “muuu empanao” pero el estigma cae sobre él y eso a veces paraliza mucho más. Yo creo que hay algo más que simple pereza lo que le impide ser más proactivo y más líder.
Siempre se sienta alejado de los demás. Ayer esperando a nuestro turno en nuestro partido rutinario de las 16, me acerqué a él  para charlar un rato. Me descubrí haciendo lo que hacía cuando era pequeño en el cole, acercarme a los más débiles o apartados de clase. Aquellos que se sentían solos o no eran los más “guays” y que los malotes usaban para ponerse encima de ellos y ser ellos aún más grandes.
Por fin nuestro turno para jugar. Nadie se quiere poner. ¿A quién le piden que se ponga de portero?  A Fl-------o!! ¿quién acude sin rechistar a ponerse? Fl-------o!!
Nos eliminaron rápidamente. Nos faltaba un buen defensa. En el segundo partido, le dije a Florentino que me ponía yo y que él saliera a jugar. Creo que no se lo creía porque se dirigía sumiso a la portería después de decírselo.
No he visto un defensa mejor con su edad nunca. En serio. Se movía en el campo como un auténtico líbero de la antigua escuela. Sacaba la bola, repartía juego, llenaba espacios moviéndose de banda a banda. Cortaba el balón sin miedo.Todo ello jugando descalzo.Él sabía que le estaba viendo desde la portería y que le animaba para que se esforzara.
Después del partido, le dije lo bueno que era. Y que se había esforzado mucho. Él me sonrió y se fue.
Por la noche, me preguntó si íbamos a jugar mañana. Mi Deseo Profundo le dijo: Sí.


No hay comentarios:

Publicar un comentario